Hay jugadores emblemáticos dentro y fuera de la cancha, como es el caso del delantero brasileño Romario, quien en el rectángulo verde era un goleador innato y fuera de él, el alma de la fiesta.

Contó Johan Cruyff, entrenador del astro brasileño en Barcelona, que en una ocasión en 1993 Romario se las ‘ingenió’ para asistir al Carnaval de Río de Janeiro. A comienzos de octubre de ese año, el jugador le propuso a su director técnico tener más días de vacaciones que sus compañeros, pues en palabras suyas “Era el único jugador no europeo. Koeman era de Holanda, Laudrup de Dinamarca, Stoichkov de Bulgaria, y Hagi de Rumania. Todos los demás llegaban a sus casas en tres o cuatro horas, y a mí me tomaba día y medio en ir y regresar, cuatro días de descanso no serían suficientes”.

Johan Cruyff, conociendo que el motivo del viaje de Romario era asistir a los carnavales de su tierra natal le ofreció un trato. El entrenador le dijo que si hacía dos goles en el siguiente partido, tendría dos días más de vacaciones.
El 10 de octubre, en un duelo por Liga Española entre Osasuna y Barcelona, el ‘blaugrana’ ganaba 0-2 en el entre tiempo gracias a un doblete de Romario, quien cuenta que en el descanso pidió la sustitución y partió al avión con destino a los Carnavales de Río de Janeiro. Cruyff, por su parte, dijo que cuando el brasileño marcó su segundo gol se acercó al banco y le dijo: “Míster, ya hice dos goles, mi avión parte en una hora”. Además, no se presentó a los entrenamientos posteriores debido a la fiesta: “El míster me dio permiso para irme de vacaciones a Brasil pero no me dijo cuándo debía volver”.
Finalmente, este estilo de vida y tratos no rindieron frutos para el goleador durante su estancia en España, pues jugó por dos años y pese a sus goles terminó saliendo a Flamengo por diferencias con sus compañeros: “Cruyff le dijo a los demás que había llegado a un acuerdo conmigo… No les gustó mucho pero tuvieron que guardar silencio”.
